Victor Wario

Fallece Víctor Wario

GUADALAJARA, JALISCO (18/NOV/2011).- El periodista y columnista Víctor Warrio falleció la mañana de este viernes al no resistir un trasplante de hígado, al que fue sometido esta mañana.

Wario, quien padecía de cirrosis, ingresó esta madrugada al Hospital San Javier para ser intervenido y fue alrededor de las 11:50 horas que dejó de existir.

El destacado periodista será velado en el transcurso de la tarde en Recinto de La Esperanza (Av. Américas #225, casi esquina con Garibaldi. Colonia Ladrón de Guevara) y su última morada será en el Panteón Colonias.

Entregarán el Premio Despertador Américano de manera póstuma

Autoridades del Premio Jalisco de Periodismo adelantaron que se otorgó a Víctor Wario el premio Despertador Americano a la trayectoria periodística. El pasado martes 15 de noviembre la Asamblea del Premio Emisario de Periodismo 2011, en sesión plenaria en la UNIVA, escogieron a Víctor Wario por su destacada labor como periodista comprometido e innovador, así como su trabajo como maestro de varias generaciones de periodistas.

PERFIL PROFESIONAL

Victor Eugenio Wario Romo se graduó como Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

Ejerció el periodismo desde 1980, cuando inició su trabajo de reportero en Notisitema. Es fundador y colaborador editorial del Semanario Diez (nombre alusivo al número de periodistas que laboraban en Notisistema y salieron entre 1972 y 1981 por razones de conciencia y ética). Después ingresó a EL INFORMADOR como reportero en 1981. Es fundador y director del Semanario Paréntesis; socio de la empresa Editorial Acento, editora del Semanario Paréntesis.

A finales de la década de los 80, también fundó y dirigió la revista Reflejos, editada bajo el sello Editorial Ágata (dirigida por Jaime Álvarez del Castillo Gregory).

En 1990 comenzó como conductor y comentarista de asuntos políticos de Radio Universidad de Guadalajara. En 1995 fue nombrado director del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, donde estuvo a cargo de cuatro estaciones de radio, así como XHGJG Canal 7 de televisión.

En 1996 regresa al diario EL INFORMADOR para desempeñarse como supervisor de la sección Nacional, supervisor de la sección Local, columnista, editorialista y jefe de la Unidad de Información. En 2000 crea, produce y conduce el programa Perspectiva de EL INFORMADOR.

En 2001 fue asesor en materia informativa de la Agencia Notimex y coordinador de la Oficina Regional de Occidente. En julio de ese año asumió el cargo de Coordinador en la oficina regional más grande de Notimex, que cubría los estados de Jalisco, Colima, Nayarit, Zacatecas, Michoacán, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro.

En 2003 fue colaborador editorial del programa Pulso Crítico, de las estaciones Triple A (AM) y Factor 91 (FM) del Grupo Promomedios.

Publicó en 2005 el libro «Una Guadalajarita en el bosque» en la colección «Sierra de Tapalpa» (Editorial Ágata). En 2006 publicó «Destino: Casa Jalisco. Perfiles, de lo público hasta lo no tanto, de tres candidatos a la gubernatura en 2006». En 2007 publicó «La multiplicación de los panes», (editorial Ágata), trabajo de investigación periodística sobre los grupos al interior del Partido Acción Nacional en Jalisco.

Fue conductor del programa Cara a cara, de Grupo Promomedios Radio que se transmite de lunes a viernes por las frecuencias 91.5 de FM y 880 de AM de 9 a 10 A.M.

Para este 2011, por cuestiones de salud decide poner en pausa su trabajo como periodista, y sin embargo, siguió vigente hasta el pasado 12 de noviembre a través del blog «Mi blog amarillo» bajo el seudónimo Eugenio R. en la edición de intenet de EL INFORMADOR.

Al partir Víctor Wario

Víctor Wario y Eugenio R. se despidieron al mismo tiempo, emprendieron juntos un camino desconocido seguramente para andarlo y descubrirlo en todos sus secretos entre bromas y conversaciones interminables, ¿quién podría contradecirlos?; un viaje acompañado siempre se disfruta más.

Se fueron, pero no olvidaron dejar una nota tan cálida como profética, tanto, que más parece una carta de navegación: «Mis reflexiones ahí quedan y te las comparto. Entre la grisura otoñal y los aires helados se abre otra vez un horizonte que promete ser luminoso». No hay horizonte más radiante, ni destino más esplendoroso.

Víctor Wario, el periodista experimentado y connotado de las letras impresas y las ondas de radio, decidió ser para la virtualidad Eugenio R. Llegó Mi Blog Amarillo que nació de la paradoja de una enfermedad que, lejos de postrarlo, lo llevó a explorar nuevas vías de creación y comunicación que dieron lugar a una comunidad, un espacio para el intercambio de pensamientos, experiencias y sentimientos.

Si Mi Blog Amarillo fue innovador para la localidad y sus medios de comunicación por el contenido que publicaba (el acompañamiento de un hombre en la búsqueda de la vida), no lo es que de las situaciones existenciales más extremas, de lo más fronterizo que nos es dado conocer, surja una reflexividad tan íntima y profunda que no puede más que distanciarse de la vacuidad que comúnmente nos arropa.

La pausa profesional que había hecho Víctor y el inevitable alejamiento de lo que podría denominarse la vida pública de la localidad, hacía que hablara de todas estas cosas que nos esforzamos por darles importancia en los medios de comunicación y la esfera gubernamental, y que terminan por ser no más que pequeños actos de una obra teatral sobre el absurdo.

Estaba consciente del reto que le representaría el blog, nunca había gustado de escribir de sí para una exposición de esta naturaleza, pero las señales llegaron pronto. Se sorprendía de la manera en que personas a las que desconocía por completo, a las que nunca había visto, compartieran con él sus vivencias, que se obsequiaran buenos deseos y oraciones francas.

En una época de tumultuosas soledades y comunicaciones cada vez más vedadas a lo afectivo, la palabra volvía a ser puente en Mi Blog Amarillo.

La verdad es que Víctor estaba listo para regresar plenamente a su vida profesional. Lo anhelaba y lo entusiasmaba. En radio contaría nuevamente con un espacio todos los viernes, y había comenzado a escribir otra vez su columna de análisis político para EL INFORMADOR. Se veía y sentía bien, aunque con las recaídas naturales de un proceso como el suyo, del que escribió:

«No es fácil evitar la tentación de pensar en que ya ha pasado un año y que, con todo y el esfuerzo por no decaer, resurge el morbo de voltear más hacia atrás que hacia delante. Juegan en el bimbalete -¿cómo le llamabas tú a ese subeybaja de la infancia?-dos fuerzas que se empujan: en una dirección las ganas de hacer lo de diario, lo de siempre, lo que es mi oficio y mi gusto con lo que haya de energía en las alforjas; en otra el decaimiento físico que impone el freno y que quita las ganas de casi todo».

Fue este tipo de sinceridad lo que hizo diferente a Mi Blog Amarillo, con palabras e ideas que, al estar tan emparentadas con el espíritu, lo hicieron destacar, quizá no sin ironía, entre todo el resto del contenido expuesto en los medios de comunicación a los que la verdad objetiva cada vez les sirve menos para salir de la banalidad.

Si la «presencia de la ausencia» (Ortega y Gasset dixit) de Víctor Wario no podrá describirse aquí en todo su tamaño, baste entonces entristecernos por su reflexividad crítica que perdimos, y que lleva en la profesión que adoptó para su vida, el periodismo, una consecuencia moral pocas veces recordada.

Es la pérdida del maestro que duele tanto, para la que no hay preparación ni advertencia que valga, porque no hay conocimiento previo de una partida como la suya, y aunque la imaginación puede intentarlo para hacer la pena menos, lo cierto es que falla siempre, y quizá la dibuja y marca con algunos trazos que la delinean con mano dudosa antes que llegue, pero nada como esta tristeza que pesa hondo de pura realidad.

Una vez hablamos de Schopenhauer, sobre una cita muy bella de Goethe. Víctor atravesaba por una etapa difícil, había pasado recién un intento de trasplante de hígado que no pudo concretarse, que no salió bien. Un aire melancólico lo embargaba, se percibe aún no sólo en su escritura, sino en la imagen del blog de aquel día; ahí está, sentado, en lo que parece ser un parque, mirando absorto algo fuera de nuestra vista, en un suelo coloreado por las sombras y luces que se derraman de las copas de los árboles que lo acompañan en silencio.

La cita dice: «Nuestro espíritu es un ser de naturaleza indestructible, es algo que obra de eternidad en eternidad. Es como el Sol, que sólo a nuestros ojos terrestres parece ponerse, pero que, en realidad, nunca se pone, sino que sigue luciendo eternamente».

EL INFORMADOR / LUIS HERRERA

Vía El Informador

Deja un comentario